martes, diciembre 05, 2006

Resistencia

Muchas voces se han alzado para preguntar dónde nos habíamos metido. Pero esa es información que, por ahora, no podemos desvelar. Porque estamos más cerca, y a la vez más lejos, que nunca de descubrir la Verdad de la conspiración anti-Plutón.

Todo empezó de forma casual, como ocurren las grandes cosas. A finales de septiembre un informante anónimo nos indicó que detrás de un aparente desliz de la ministra de Cultura se escondía mucho más.

Como podéis comprobar aquí, en junio ("casualmente" poco antes del plutonicidio) Dª Carmen Calvo decía que quería que la UNESCO legislara "para todos los planetas". En su momento se atribuyó esta frase a un simple lapsus, pero para expertos en conspiraciones como nosotros, la conclusión era clara. Sí, había habido un lapsus, pero no en lo que había dicho: el lapsus era el mismo hecho de haberlo dicho.

Efectivamente, señores: si Plutón ya no es un planeta, las reglas de la UNESCO ya no le son aplicables. Y a esta maniobra irán siguiendo, poco a poco, otras exclusiones (los derechos humanos, por ejemplo), de tal forma que los poderes fácticos dispondrán de un territorio tamaño planetario (enano, pero planetario) donde podrán actuar con total impunidad.

Empezamos a seguir varias pistas, pensando cuál de todos los poderes fácticos podía estar detrás de todo esto, y debimos hacer alguna pregunta de más, porque las consecuencias fueron terribles.

El 29 de septiembre de 2006, nuestra sede central fue atacada por un ejército privado de helicópteros Apache y tíos con gafas oscuras. A pesar del extraordinario valor demostrado por nuestros agentes, los atacantes contaban con la sorpresa, y nos superaban en número y equipamiento. La mayoría de nuestros operativos murió o fue capturada (y tenemos razones para creer que los capturados envidiaron a los muertos), y sólo unos pocos conseguimos huir, viéndonos obligados a dejar atrás las pistas e informes que habíamos ido recopilando.

Desde entonces, nos hemos visto obligados a mantener un perfil bajo, y a cortar todo contacto entre nosotros. Vagamos por todo el planeta, con nuestros enemigos pisándonos los talones, pero no nos hemos rendido. Y así, mientras preparamos nuestra retirada del cybercafé que hemos ocupado por la fuerza para mandaros este mensaje, os decimos:

¡Hasta la planetidad de Plutón, siempre!